Expediente 093 : Crónicas de mi ciudad.
Narra la transformación de la Ciudad de México y sus efectos en la vida cotidiana de sus habitantes. Colonia Morelos Peralvillo, Valle Gómez, la Industrial, Tres Estrellas y Guadalupe Tepeyac, Tacubaya, Santa Fe, Cuajimalpa, la Venta y el Desierto de los Leones. Observatorio , Tacubaya, la colonia del Valle, Roma Piedad, Colonia del Valle, Coyoacán, Roma, Mérida, Zócalo, Mixcalco.
Digitalización expediente 085
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Crónicas de mi ciudad
Yo nací en el Estado de Guanajuato, y muy chiquillo llegué a la Ciudad de México en el año de 1936; cuando la Ciudad apenas se componía de unas cuantas colonias; por el Norte hasta la Villa de Guadalupe, por el Sur hasta la colonia del Valle, por el Oriente hasta la colonia Álamos, por el Poniente la colonia Escandón.
Ya existía Coyoacán al sur con San Ángel y Tlalpan al oriente, Iztacalco e Iztapalapa, al poniente Tacubaya, pero ir a estos lugares era un zafari, pues había que pasar por lugares que eran milpas, alfalfares, llanuras, haciendas y bosques; por ejemplo: En 1940 que ya era yo un andariego, si del Zócalo quería ir a San Ángel, había que tomar un trenecito amarillo descubierto que llegaba pasando por la colonia Roma hasta Primavera que ahora es Benjamín Franklin y Revolución colonia Tacubaya, de ahí había que trasbordar otro tren (igual) a San Ángel, pasar por el pueblo de Mixcoac y llegar a San Ángel.
Todos estos pueblitos que ahora son Delegaciones, siempre crecieron alrededor de una iglesia de bastante importancia colonial luego para ir al pueblo de Xochimilco también se tomaban trenes en el Zócalo pasando por todo San Antonio Abad, calzada de Tlalpan, atravesando la colonia Álamos, la Hacienda de Portales, el pueblo de Huipulco y llegar a Xochimilco.
Para trasladarse a la Villa estaba más cerca ya que el trenecito cruzaba la colonia Morelos Peralvillo, Valle Gómez, la Industrial, Tres Estrellas y Guadalupe Tepeyac, eran fraccionamientos en construcción en el orden enumerado; el pueblo de Tacubaya tenía su Palacio Municipal con reloj de campanas y sus calles empedradas, se hacía el mercado frente al palacio o demarcaciones en la calle entonces salía un tren pujando hacia arriba hasta Santa Fe cruzando la vía del ferrocarril a Cuernavaca; yo viví aquí como tres años y me acuerdo que había mesones donde se alquilaban petates para la gente y troncos para los burros de personas que traían sus mercancías de Cuajimalpa, la Venta y el Desierto de los Leones.
Muchos de mis familiares trabajaban en panaderías de dueños españoles y por las mañanas era un olor casi por todo el pueblo a pan caliente, genuino no como el de ahora; y los días de mercado se entremezclaban con los olores a atole de canela, champurrados, garnachas, carnitas, frutas frescas, que llegaban de Contreras, y hasta los olores de carbón y de leña (eran agradables ya que el petróleo se usaba muy poco)
Por allá por Observatorio en la calle de Paloma había una fábrica de canicas donde compraba mis canicas de piedra, mis "agüitas". Tacubaya me trae muy bonitos recuerdos. Después vivo en la colonia del Valle en la calle del Rosal, hoy Gabriel Mancera, en donde la colonia llegaba hasta la calle de Nicolás San Juan donde vivían mis Abuelos; para este tiempo ya circulaban algunas líneas de camiones: Roma Piedad, Colonia del Valle-Coyoacán, Roma-Mérida, Zócalo-Mixcalco, Postergado, etcétera; después de la Colonia del Valle al suroeste, estaba la Hacienda de Narvarte de tristes recuerdos ya que aquí existía un señor capataz que cuidaba los sembradíos de maíz, remolacha y alfalfa, era muy sanguinario porque encontraba a alguna persona robando elotes o cortando una remolacha e incluso juntando canutos de la milpa después de la cosecha (la gente lo usaba como leña) los golpeaba a veces hasta los mataba, se le comprobaron varios crímenes y fue a parar a las Islas Marías.
En ese tiempo el valor del dinero era increíble, se ganaba poco pero rendía; mi madre me mandaba a una de las dos tiendas que había en la colonia a comprar para el desayuno (dos centavos de café y tres centavos de azúcar), Don Carlos el de la tienda, todavía daba "pilón" a los niños, nos daba unos dulcecitos de anís y hierbabuena; en casi todo el comercio daban pilón y además la prueba, mis padres vendían pan frío, tres piezas por diez centavos recuerdo, los camiones costaban cinco centavos el pasaje o planillas de tres por diez, las colonias tenían muy poco alumbrado, un foco en un poste por allá cada tres cuadras, los muchachos nos reuníamos abajo de la luz del poste a jugar "burro castigado", "cuero escondido", o contábamos anécdotas hasta muy noche pues no había otra distracción. La radio andaba en sus inicios, el que tenía radio era el riquillo, también antes ya se usaba el fonógrafo o vitrola, pero la radio era lo moderno y la novedad, radios bonitos como los de capillita.
El cine también andaba en sus principios, en la colonia del Valle estaba el cine Moderno; la primera película que vi fue King Kong, había unos cuantos cines por el centro; estaban el "Balmori", el "Alhambra", "Rialto", "Primavera", "Encanto" y otros ya desaparecidos, exhibían tres películas por cincuenta centavos y veinticinco centavos las galerías.
En 1942 cuando la Segunda Guerra Mundial hubo simulacros de apagones y que, de bombardeos, pero si ni aviones teníamos, el caso es que hubo miedo y buen humor que siempre hemos tenido los mexicanos, así que se componían canciones y chistes como: "con el apagón que cosas suceden, venía sola por la calle...". Las tradiciones se han ido desapareciendo por el progreso, eran muy bonitas, en Semana Santa era muy severa la tradición toda la semana se abstenían de laborar hasta en el hogar, jueves y viernes nos la pasábamos en la iglesia.
Se sabía de la ceremonia en Iztapalapa pero muy pocos iban tan lejos, !ah! pero eso sí, el sábado de Gloria se daba rienda suelta a la quema de los Judas de cartón, a veces el doble de una persona.
En las pulquerías era donde más se quemaban Judas con la efigie de un político odiado. Desde temprano ya estábamos los chamacos asomados en las puertas de las pulquerías, a ver a que hora sacaban el Judas y corría el chiquillerio detrás de dos o tres borrachos que llevaban al Judas a las tiendas, [había] quien le daba plátanos, latas de sardina, o chiles, bueno hasta a la panadería iban y les daban una bolsa de bolillo, ya con todo esto regresaban a la pulquería y los adornaban con todo lo recaudado, le hacían una carrillera de pan, un collar de plátanos y un cinturón con todo lo demás; y a quemarlo, lo colgaban como piñata, le prendían fuego y con los cohetones que traía, iban a dar muy lejos todas las cosas que le habían colgado; ese día era de fiesta en las pulquerías, mi papá tomaba el pulque en mi casa, yo le correteaba para irle a traer más, ya que cada que iba uno a comprar pulque le daban gorros rayados de colores, dulces, frijolitos; a las señoras [les] daban platos que todo el año tenían exhibiendo, y dentro los curados estaban de lujo, sin faltar el pico de gallo que lo hacían con pulque, jícama, naranja y chile verde (todo picado), en las iglesias se subían a las cúpulas a tocar unas gigantescas matracas que apenas podían con ellas.
En noviembre el día primero casi en todas las casas se ponían ofrendas para niños fallecidos, cosas que a ellos les habían gustado, mi mamá ponía leche a mi hermanita muerta y decían que venía a tomarla, así los demás difuntos, yo muy atento parecía que ya le faltaba un poquito al vaso y si creía que venían, el día dos era para los muertos adultos, igual que el día anterior velas, veladoras, pan, fruta, atole, calaveritas de dulce y hasta vino o pulque.
Nosotros los chamacos nos íbamos a las iglesias con una calabaza o una caja de cartón dentro una velita a pedir calaverita. En las posadas desde la primera había un ambiente de fiesta, y se empezaba desde adornar el patio con mecates y heno, farolitos de papel y después el desfile de la letanía con los peregrinos por delante, a todos nos daban una velita (de colores) y un librito de pedir y dar posada, y "hora pro novis"; no faltaba a quien le chamuscaran los cabellos, ya que entraban los peregrinos y acababan los versos de pedir y dar posada, lo que más me gustaba era eso de "no quiero oro no quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata", a veces hasta cuatro se rompían todas muy bonitas, una estrella, zanahoria, en fin varias formas.
Daban fruta, colación y ponche a todos los presentes, una vez terminada la piñata seguía inmediatamente el baile, con discos o radio pues sólo los muy popof alquilaban conjuntos musicales, entonces empezaban los ponches y las cubitas, al otro día no faltaba uno que otro crudo y a trabajar porque en la noche le tocaba a ese vecino la siguiente posada quien sufragaba todo, no como ahora que te invitan pero te cobran; por fin la última posada se preparaba en grande con buñuelos, tamales, atole, pozole, bacalao y romeritos sin faltar la sabrosa ensalada de nochebuena (betabel, cacahuates, caña, colación, naranja, lima, jícama y algunas otras frutas), ya a las doce de la noche es arrullado el niño Dios, se escogía a los padrinos con antelación, que después lo levantarían el dos de febrero, una vez terminado lo de la arrullada nos íbamos a la misa de gallo y enseguida regresábamos al bailongo.
Esta tradición es la más bonita de mi ciudad y de mi País, aunque hay otras que han ido desapareciendo; como el jueves de Corpus, éste es el día de las Mulitas y el calendario marca el día de los Manueles.
Desde días antes los artesanos empiezan a fabricar mulitas de hoja de mazorca con los que se hacen los tamales, y las hacen grandes y muy chiquitas todas muy graciosas, las adornan con flores de bellos colores y aromas, y las hay con huacalitos con fruta, también las hacen de barro de vidrio y últimamente las hacen de pasta de vinil y materiales nuevos.
Los niños se visten de inditos y los llevan a la iglesia a recibir la bendición de Corpus, los fotógrafos se dan vuelo retratándolos y cobrando buenos pesos. El ingenio de los padres al vestir a sus hijos compiten con el ingenio de los fotógrafos que no se quedaban atrás ya que ponían un paisaje campirano como fondo, quien tenía hasta los utensilios de una cocinita mexicana, y quien ponía en su paisaje hasta animalitos vivos, burritos chiquitos para montar a los niños y retratarlos.
Otra tradición que se perdió, es la de ir a ofrecer flores a la Iglesia el mes de mayo, era consagrado este mes a la Virgen María, las niñas vestían todas de blanco como si fueran a hacer la primera comunión, niñas que apenas caminaban hasta l2 o l3 años de edad, llevaban cada una de ellas sus flores y dentro de la Iglesia rezaban el rosario y en cada misterio se cantaba una alabanza, en ese transcurso pasaban de la entrada al altar por el pasillo.
A mí me gustaba ayudar en la Iglesia como acólito porque el olor de la ropa que me prestaban me gustaba mucho, era una túnica roja abajo y una batita blanca encima con muchos bordados y bien almidonada, éramos dos o tres niños y a mí me ponían en una mesa a recibir o dar flores.
En el mes de junio se dedicaba a San José, le correspondía a los niños ofrecer flores, ahí ya no iba yo, pues me gustaba ver a las niñas no a los niños.
Cuando hago recuerdos de mi ciudad, me llega a la mente, los primeros cines como: el cine Moderno en la colonia del Valle que era donde yo vivía; en este cine pasaban películas de episodios los viernes, como "Flash Gordon", "Dick Tracey" y otras; las "Calaveras del terror" película mexicana que no funcionó, "Allá en el Rancho Grande", "Santa", etc. las primeras del cine mexicano.
Por Coyoacán había dos cines, "El Centenario" en donde después fue una nevería famosa, por Francisco Sosa estaba el cine Esperanza; estos cines eran la mayoría de dos precios, luneta y galería, esta última era arriba y a veces sin bancas, puros escalones, y los precios eran 25 y 50 centavos, por Mixcoac en la calle de Luis David, existía el cine Reforma el único que hubo en Mixcoac.
Por Portales estaba el cine "Bretaña", sobre la calzada de Tlalpan, en donde después fue un salón de baile "California Dancing Club" y enfrente estuvo el cine "Acapulco".
En Tacubaya que ahí también viví, estaba el cine "Cartagena"; un cine con bancas de madera donde había que llevar cada quien su cojín o almohada, ahí mismo también estaba el cine "Primavera" enmedio del camellón de la calle Benjamín Franklin.
En la calle de Martí estaba el cine "Escandón", en la colonia del mismo nombre.
En San Ángel en la calle de Reforma subiendo a Atizapán estaba el cine "Ideal", antes de los cines de la avenida Revolución, el "Dolores del Río", el "H. Abitia" y otros. Por el rumbo de la colonia Obrera estaba el cine "Coloso", sobre Niño Perdido el "Titán", el "Maya", sobre esa misma avenida ahora Lázaro Cárdenas o Eje Central estaba el cine "Teresa", que quien sabe por qué era el preferido de los "jotos".
Estaban más adelante dos cines en los que se exhibían puras caricaturas desde las diez de la mañana el "Cinelandia" y el "Cineac", a la vuelta del "Cinelandia" estaba el "Savoy", cine que su característica era exhibir pornografía, adelante estaba el cine "Mariscala", el "Isabel", en donde si uno no quería ver la película podía bailar en la galería.
Volvemos por la colonia Obrera y Doctores y estaba el cine "Eden" en Claudio Bernard, cine "Estrella" por Alba Ixtlixochilt y San Antonio Abad, por Tacubaya en Avenida Revolución estaban el cine "Hipódromo" y "Ermita", atrás estaba el cine "Carrucel" y más adelante el "Jalisco", por la colonia Condesa había dos cines que no me puedo acordar si era el "Latino" y el "Rex"; pero ya por el centro estaba el "Colonial", en Fray Servando Teresa de Mier, enfrente el "Atlas", junto el "Nacional" enfrente el "Sonora"; el cine "Colonial" y el cine "Palacio" estaban decorados con un estilo colonial, como su nombre; daba la impresión de estar en una calle de Guanajuato u otro lugar de provincia, por dentro a los lados balcones, campanarios, enredaderas y un cielo cuajado de estrellas que se prendían y apagaban.
En el cine Sonora fue el primer cine con pantalla en Cinemascope que no es otra cosa que la pantalla muy grande y cóncava alargada.
Por Bucareli estaba el "Palacio Chino", en Avenida Juárez el cine "Del Prado" y el "Alameda", frente a la estación de bomberos estaba el cine "Metropolitan".
Por el rumbo de la Merced, estaba el cine "Mundial", en la calle de Corregidora había el "Monumental" y el "Regio", sobre Pino Suárez estaba el "Rialito", el "Alhambra" y el "Cairo" juntos, en el parque deportivo Venustiano Carranza estaba un cine con el mismo nombre del parque, de interés social y cobraban cinco centavos, pero había que llevar "DDT" y un garrote para las ratas de cuatro y de dos patas.
Había otro cine por la Lagunilla era el "Modelo", donde daba miedo y horror entrar porque era el tugurio del mal viviente, en la colonia Morelos y Tepito estaban el cine "Goya" y "Granat", el "Máximo", el "Florida" también, éste era el más grande de la República con capacidad para cuatro mil personas, muchos de estos cines se cayeron con el terremoto de 1985. Por la colonia Guerrero estaban los cines "Odeon", "Majestic" y "Apolo", sobre la Avenida Cuauhtémoc estaba el cine "México" y a la vuelta el cine "Internacional", enfrente cruzando el jardín, ya en la colonia Roma se encontraba el cine "Morelia", así mismo el cine "Gloria" obviamente en la calle de Morelia, en la avenida Alvaro Obregón estaba el "Balmori", por la calle de Coahuila estaba el cine "Roma" que después se convirtió en "Cine Estadio" construido igual que otros con hangares desmantelados de la Segunda Guerra Mundial. Sobre Insurgentes, estaba el cine "Américas", el "Insurgentes", estos cines son una parte porque también había en Tacubaya, en Clavería y Xochimilco, de esta manera en un principio cuando cada colonia tenía un cine y algunas ni uno, vemos que hasta aquí han desfilado más de sesenta, y algunos que no recuerdo pero casi a todos asistí aunque haya sido una sola vez. En unos daban variedad y función, en las variedades alguna vez participé como concursante con mi trío; el cine "Moderno" que por coincidencia estaba en la calle de Mier y Pesado (dos precursores del cine) en México, a este cine cuando yo era niño me gustaba entrar por donde no se pagaba, y no por el dinero que casi nunca lo había, sino por las emociones fuertes, nos juntábamos tres o cuatro de la palomilla y por la calle de Amores, a espaldas del cine, daba una privada y trepábamos una barda que nadie nos viera y caíamos a la escalera de emergencia, de ahí por una ventanilla que daba a los baños de los hombres, caíamos de cabeza a la taza (W.C.) y de ahí a la sala, claro lo hacíamos muy seguido hasta que nos conocieron y se descubrió, nos castigaron metiéndonos toda la función debajo del foro donde se hacía la variedad, había basura, ratas, estaba oscuro, pues empezábamos a llorar pero de nada valía, el sonido de la película estaba muy fuerte y hasta que acabó la función de las once de la noche nos dejaron salir. No escarmentamos, después de un tiempo volvimos, pero ya le habían puesto una cruceta a la ventana, ésta era de madera así que la quitamos y al finalizar la función, a la salida nos confundíamos entre la gente, terminaron cambiando la cruceta por una de metal... pecadillos de infancia.
Cuando yo llegué al Distrito Federal era muy pequeño con dos millones de habitantes y el transporte era muy poco, había tranvías eléctricos de color amarillo y una que otra línea de camiones, el pago de éstos era por planillas (como ahora el abono) su valor era de dos por quince centavos, existían tranvías del Zócalo a Xochimilco por toda la Calzada de Tlalpan, otros del Zócalo al Panteón Francés, en donde estaba el parque de Béisbol hasta la calle de Baja California y de ahí salía otro para Tacubaya, el que venía del Zócalo llegaba hasta el cine "Primavera" en Revolución y Benjamín Franklin, un cine que estaba en medio del camellón y el tren le daba la vuelta de regreso al Zócalo, de ahí salía otro para San Ángel y esto ya era una travesía. Había otro trenecito que salía del Zócalo y decía Mixcoac-Valle se venía por Bucareli y daba la vuelta en California hasta Insurgentes, y luego Avenida Coyoacán hasta Félix Cuevas y de ahí hasta Revolución, donde empieza Patriotismo, de ahí a la terminal que ahí estaba y encerraban. Por el lado del norte había un tren que salía del Zócalo y decía "La Villa" sólo llegaba hasta la Villa de Guadalupe, Delegación Gustavo A. madero; los camiones todos pasaban por el Zócalo pero no tenían sus terminales ahí, como muchos tranvías.
La línea Roma Piedad y anexas tenía su terminal por el Mercado de La Merced y nada más llegaba a Obrero Mundial donde empieza Gabriel Mancera, que en ese tiempo se llamaba calle del Rosal, sobre la misma calle se fue corriendo la terminal mientras crecía la ciudad, primero a Romero de Terreros, después a Eugenia frente al club Italiano, después a la calle de Triángulo que ahora es Ángel Urraza y actualmente a la Unidad Lomas de Plateros, donde vive el que suscribe.
Los camiones eran de color verde con una franja blanca, había una línea de camiones grandotes chatos colorados, que salían de las calles de Palma en el centro y decían Zócalo-Ayuntamiento-Coyoacán y hacían recorrido por Insurgentes y avenida Coyoacán hasta el Centro de este, su terminal estaba donde acababa avenida Coyoacán ahora avenida México, pasando por la "Casa del Artista", la "Quinta Acacia", los "Estudios Azteca" y los "Viveros".
Había otra línea Zócalo-Tacuba (amarillos) que primero llegaban a Tacuba por Avenida Hidalgo, Puente de Alvarado y San Cosme. Con el tiempo empezó a llegar a San Bartolo, ahora Cuatro Caminos y los Remedios, actualmente tienen muchas ramificaciones de colonias nuevas.
Yo recuerdo de chiquillo me llevaron mis papás a los Remedios andando, y pasar por Puente de Vigas que efectivamente era de vigas para cruzar el Río de los Remedios, que ahora se ha desbordado ya varias veces, y llegar a San Bartolo por caminos de tierra y había muchos pirús y magueyes, pues el principal comercio era el pulque.
Por el Norte estaban los camiones Gustavo Madero eran de color café y había algunos chatos que llegaban nada más hasta la Villa.
También existían camiones que decían Santa María Mixcalco, su terminal estaba en la colonia Santa María y en el centro del mercado Mixcalco por Vidal Alcocer, eran también de color verde oscuro, todos estos camiones tenían cobradores y vendían boletos sencillos o planillas. Era peculiar su sonsonete que agarraban con la práctica: "suubeen, aaajaan, boletos, boletos joven".
De la calle de Moneda salían otros camiones para la colonia Federal Aeropuerto, que después se extendieron hasta la zona de los balnearios "El Olímpico", "Las Termas", "Agua Caliente", "Bahía" y otros que ya no existen.
Se me escapa a la memoria tal vez una o algunas líneas de camiones, pero estas fueron las primeras que yo recuerdo desde hace sesenta años. Después empezó a crecer la ciudad muy rápido y con esto viene la necesidad de más líneas, así fue que nació la línea Circunvalación; eran camiones azules con una franja gris y tocaban las colonias de la periferia del Zócalo, como Juárez, la Doctores, la Peralvillo, Tacubaya, etc. etc. Después hubo una línea la "Circuito Colonias" que su terminal estaba en la colonia Moctezuma y en Tacuba, estos camiones pasaban por Balbuena, la Obrera, la del Valle, la Ciudad de los Deportes (donde estaba la Plaza México), pasaban por Polanco y llegaban a Tacuba, eran color plomo con una franja roja. Hubo otra línea que se llamó Colonias Urbanas; esta línea eran camiones amarillo chillante con una franja roja que por quince centavos le daban la vuelta al Distrito Federal. Salían de la calle de Henry Ford en la Villa y por Potrero atravesaban la colonia Tres Estrellas, Peralvillo, la Pro-hogar, la Colonia del Gas, más adelante la Clavería, ya por la Avenida Cuitláhuac pasaba también por Tacuba, Polanco, Panteón Civil de Dolores, el Chorrito, Tacubaya, Escandón, Ciudad de los Deportes, San Pedro de los Pinos, Colonia del Valle, la Narvarte, Álamos, Nativitas, Iztacalco, Pueblo de Santa Anita, Moctezuma, Peñón, Romero Rubio, Bondojito, Río Blanco, Tres Estrellas y Henry Ford; éste era el orden del recorrido y por quince centavos, a veces iban hasta colgados de las puertas los pasajeros.
Con otros Gobiernos vino la reestructuración del transporte y así la municipalización.
Hasta hubo una línea de camiones morados que se llamó Viveros-Coyoacán, que quiso hacer como las colonias urbanas y no funcionó, porque eran muy pocos y se dilataban demasiado.
Ya en la década de los setentas empezó a funcionar el Metro y la Ruta 100, con el primero se mejoró muchísimo el transporte hasta estas fechas (si no existiera el Metro sería el caos).
Por último la importancia de los trolebuses que como son grandes y silenciosos también ayudaron mucho a mejorar el transporte, últimamente hay una gran cantidad; unos nuevos, otros renovados, y lo más moderno el famoso "tren ligero" inaugurado en los ochentas a mediados, dicho tren ligero ahora hace el recorrido que hacían los anteriores camiones de mi época.
"Crónicas de mi ciudad"
Ceferino Prado Sánchez. 1992
Amar
Amar es concebir un hijo
Darle todo sin esperar nada
Formarle un camino no como acertijo
Conducirlo hasta una meta ya trazada
Eso es amar intensamente
Dar sin esperar nada de la gente
Ver una tarde en su agonía
Observar el alegre amanecer de un día
Ver a la gente que camina
Oír un ave como trina
Amar es haber dormido plácidamente
Para amanecer con ánimo y sonriente
Emprender la tarea del día
Con nueva y rebosada lozanía
Eso es amar y amarme ciegamente
Para dar siempre algo a los míos y a la gente
C.Prado-91
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